Cuando
un niño o niña aprende a leer, lee cuentos por su propia motivación, por que quiere
saber lo que pasa y como continua la historia, y no por que nadie se lo pida, es por ello que incrementa su inteligencia de diversas maneras; reconociendo
los personajes, atribuyéndoles un rol, aprendiendo el significado de los
distintos objetos, espresiones, posiciones en el espacio… Al mismo tiempo su mente crea e improvisa,
atribuyéndole distintas voces a los personajes, distinguiendo los ambientes
interiores y exteriores, prediciendo lo que le podrá ocurrir al personaje si
hace una cosa u otra. Todo esto supone un trabajo comprometido y de esfuerzo
lógico y fantástico para un niño o niña independientemente de la historieta.

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